Son muchas las personas que emplean contraseñas poco seguras en diferentes servicios de Internet. Desde el correo hasta, incluso, su cuenta bancaria. Y este es un peligro evidente, puesto que los piratas informáticos controlan mucho las contraseñas más sencillas y les resulta fácil acceder a las cuentas de las personas para robar sus datos y su información.

Cuáles son las contraseñas más habituales

Estas serían las diez contraseñas más habituales que más se han encontrado:

1. 123456. Se trata de una contraseña muy obvia. La gente suele utilizarla porque la recuerda con facilidad, pero entraña un grave peligro, y es que muchos otros la pueden adivinar con la misma facilidad.

2. 123456789. Igual que la anterior solo que más larga.

3. qwerty. Esta puede parecer algo más compleja, pero en realidad son seis letras de teclado que van juntas.

4. 12345678. Igual que la número dos pero sin un número.

5. 111111. Otra opción bastante clásica, repetir un número determinadas veces. Especialmente peligrosa, más todavía cuando ese número es, como en este caso, el uno.

6. 1234567890. Nuevamente el mismo patrón que en el segundo caso.

7. 1234567. Otro ejemplo similar al del caso anterior.

8. password. Puede parecer más sutil que otras, pero lo cierto es que se trata de una contraseña muy evidente.

9. 123123. Repetir dos veces tres números. No siempre son estos pero mucha gente los utiliza así.

10. 987654321. Los primeros nueve números pero puestos al revés, otra contraseña tradicional.

Estas son las más utilizadas. Los profesionales recomiendan siempre utilizar contraseñas especialmente difíciles. Y, de hecho, muchas páginas nos avisan ya del nivel de seguridad de la contraseña que estamos creando.

Por eso, lo mejor suele ser emplear mayúsculas, minúsculas, números y otros elementos de teclado de manera aleatoria y desordenada. Si existe un patrón lo pueden adivinar con facilidad.

Qué sucede al no cuidar la seguridad informática

¿Cuáles serían los principales riesgos de tener una contraseña poco menos que obvia? Para empezar pueden hackear una cuenta, robarla directamente. Este no es el único peligro o el único interés que pueda tener un hacker, de hecho son varios.

Otro muy actual es el de robar datos para, después, venderlos a terceros. Se trata de un negocio especialmente lucrativo y el afectado no siempre tiene por qué darse cuenta de que el robo se ha producido. No solo es una violación de la intimidad, sino que lo es de la seguridad digital y cibernética de la persona.

Para terminar, el caso más grave lo representa el robo directo de dinero. Un traspaso de capitales o algo similar. Dependerá siempre de qué cuenta sea la que atacan. En cualquier caso, el riesgo siempre está presente y es necesario concienciarse sobre la relevancia de la ciberseguridad.

En definitiva, las contraseñas poco seguras son un riesgo evidente para los usuarios que las estén empleando. A su vez, es un riesgo sin sentido, dado que con apenas un minuto más se puede crear una clave mucho más segura y robusta.